ann kay, una periodista capaz de alquilar la habitación de al lado, para pedir socorro desde la bañera, para conseguir que él vaya a una cena, dónde entre anuncio y anuncio (de desodorantes y pastas de dientes) conseguir grabar al rey sin que se entere, recitando a shakespeare o imitando a un dentista...
pero menos mal que está ella para preocuparse y aconsejarle (aunque quizás lo de la operación de cirigía estética no fuera una buena idea)
y me encanta cuando al final le desea suerte para que vuelva con su reina...
1 comentario:
todas las chicas de chaplin sin tan geniales como él, verdad? aunque no lleven el peso de la historia, consiguen brillar con luz propia...
muchos besos guapa!
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